Te decimos por qué esta película causó el horror en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
En 2011, durante una conferencia celebrada en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de California, la NASA reunió a expertos para clasificar películas de ciencia ficción según su realismo científico. Mientras que Gattaca de Andrew Niccol fue reconocida como la más plausible de todas, una cinta dirigida por Roland Emmerich quedó en el último lugar, considerada como la película "más estúpida" del género.
El contexto de esta clasificación fue particular. En aquel momento, la creencia de que el mundo acabaría el 21 de diciembre de 2012, según una interpretación errónea del calendario maya, generó un considerable revuelo y caos en la sociedad.
Hollywood aprovechó este pánico colectivo para lanzar 2012, como una película que mostraba desastres globales como terremotos y tsunamis, supuestamente causados por un inusual calentamiento del núcleo terrestre.
Sin embargo, la cinta fue más allá del entretenimiento y generó un alarmante impacto en la sociedad. La NASA reportó haber recibido una avalancha de correos electrónicos de personas aterrorizadas por la posibilidad del fin del mundo, y esto llegó a tal extremo que la agencia creó un sitio web especial para desmentir los mitos asociados a la profecía maya. “Fue una decisión sin precedentes”, comentó Donald Yeomans, entonces especialista en dinámica del sistema solar de la NASA.
Luego, aunque algunos podrían pensar que la severa crítica de la NASA hacia 2012 pudo haber sido un intento de calmar el pánico, los expertos enfatizaron que la falta de rigor científico de la cinta era motivo suficiente para su clasificación. Para ellos, la película no solo perpetuaba teorías infundadas, sino que también exageraba al extremo los conceptos científicos, desvirtuándolos en favor de la narrativa.
Finalmente, la NASA no tuvo reparos en señalar que, pese a su éxito en taquilla, 2012 es un ejemplo de cómo la ciencia ficción puede convertirse en mera fantasía sin fundamento, dejando a un lado cualquier compromiso con la veracidad científica.