Es uno de esos k-dramas que se viven como una montaña rusa emocional mezclando destellos de comedia en un drama que seguro te hará al menos lagrimear.
Los fans de los k-dramas saben perfecto que estas series son sin lugar a dudas de las mejores vías para entretenerse, reír y reflexionar sobre varios temas de la vida. Desde el amor más lindo, la influencia de la tecnología y la salud mental hasta situaciones de ficción tan intensas que parecen escenarios distópicos posibles; la oferta es gigante.
Y cuando se trata de poner al centro de la narrativa un lazo tan fuerte como el de la familia es un hecho que los dramas coreanos consiguen tocar las fibras más sensibles del corazón. Tal es el caso de esta serie disponible en Netflix en la que seguimos a una madre que ha vivido siempre para su hijo, un fiscal que se distanció de ella por la crianza estricta que vivió y que en el presente podría necesitar nuevamente del apoyo de su madre.
Todo comienza en 1988 cuando Young-soon, interpretada por Ra Mi-ran, y Hae-sik (Cho Jin-woong) contraen matrimonio. La pareja, en espera de un bebé, dedica su tiempo a levantar y cuidar su granja de cerdos hasta que un accidente provocado se lleva todo lo que han cuidado y se cobra la vida de Hae-sik. Tras enviudar Young-soon adopta una crianza estricta para asegurarle un futuro exitoso a su hijo Kang-ho interpretado por Lee Do-hyun. Sin embargo, esta dinámica de La buena mala madre genera una brecha emocional entre ellos, marcando una relación distante y dolorosa.
Varios años más adelante Kang-ho ha alcanzado el éxito, pero se convirtió en un fiscal corrupto que se alía incluso con quienes llegaron a hacerle daño a su familia hasta que un incidente lo devuelve a su mentalidad infantil obligándolo a transformar su vida. Este inesperado cambio empuja a madre e hijo a enfrentar sus heridas del pasado y a re conectar en circunstancias únicas explorando la complejidad de la maternidad así como el impacto de las decisiones y sacrificios en el ámbito familiar.
Una serie para sentir
A lo largo de 14 episodios conocemos el dolor y fortaleza que Young-soon posee, siempre pensando incondicionalmente en lo que cree mejor para su hijo siendo fiel a la promesa que le hizo cuando se quedó viuda: "no dejaré que este hijo viva como nosotros". En cuanto a Kang-ho conocemos las fracturas emocionales que se construyeron bajo un entorno que, aunque bien intencionado, implicó demasiada presión para un pequeño.
Además, The Good Bad Mother incluye personajes secundarios entrañables que le dan buenos giros a la trama al sostener otras relaciones complejas con los protagonistas como Lee Mi-joo (Ah Eun-jin), novia de Kang-ho, que nació en el mismo pueblo y al mismo tiempo que él; Song Woo-byeok (Choi Moo-sung); Park Sung-ae (Seo Yi-sook); Jung Gum-ja (Kang Mal-geum) y más.
Al final este k-drama se consolida como una propuesta que promete equilibrar los momentos de profunda carga emocional con humor, esperanza y redención en muchos sentidos por lo que seguro resuena en el espectador y sus propias dinámicas familiares. The Good Bad Mother es una serie para ver y sentir al tiempo que nos recuerda que las relaciones pueden sanarse incluso en medio de las circunstancias más complejas.