Olvídate de ‘Terrifier 3’: Esta es “la película más violenta del año” que pocos soportan ver
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Aunque ‘Terrifier 3’ ha estremecido a muchos, hay una película que ha superado su impacto sin mostrar la violencia de manera explícita. Este thriller psicológico fácilmente puede ser catalogado como “la película más violenta del año”.

Terrifier 3 ha llegado para sacudir a los amantes del terror extremo con una nueva dosis de brutalidad. Art the Clown, interpretado nuevamente por David Howard Thornton, regresa más sanguinario que nunca, dispuesto a llevar sus macabros crímenes a un nivel de atrocidad pocas veces visto en la pantalla grande con la intención de consolidar a Art como uno de los personajes más aterradores del cine contemporáneo.

No obstante, es momento de olvidar las sangrientas masacres del payaso. La verdadera experiencia de horror de este año se llama Red Rooms, y promete ser una película que pocos podrán soportar ver. Mientras la película de Damien Leone es brutal y explícita pero a la vez borda en lo ridículo debido al exceso, Red Rooms lleva el terror a un nivel mucho más perturbador y psicológico, dejando cicatrices en la mente del espectador.

El poder de la sugestión: ‘Red Rooms’ y la violencia que no necesitas ver para sentir

La trama de Red Rooms sigue al infame asesino en serie Ludovic Chevalier, interpretado por Maxwell McCabe-Lokos. Sus crímenes estremecieron a toda Francia, no solo por la crueldad con la que asesinó a sus víctimas, sino porque transmitió estos horrores en vivo por internet. Las personas que miraron estos actos en las oscuras “Red Rooms” fueron testigos de torturas y asesinatos en tiempo real, un concepto que añade un nivel de maldad difícil de procesar.

Después de que Chevalier es arrestado, el juicio se convierte en un espectáculo mediático. Kelly-Anne, interpretada por Juliette Gariepy, está obsesionada con el caso y asiste a las audiencias, encontrándose con otros fanáticos del horror de Chevalier. Sin embargo, lo que empieza como una fascinación morbosa se convierte en una pesadilla, y Kelly-Anne comienza a perder el control de su propia vida. Además, busca desesperadamente el video desaparecido del tercer asesinato, una pieza clave que podría cambiar el juicio.

En lugar de recurrir a imágenes gráficas, el director Pascal Plante utiliza la sugestión y la atmósfera para despertar el miedo más profundo en los espectadores. Este enfoque transforma la violencia en algo aún más poderoso, ya que deja espacio para que la mente complete los horrores con sus propias imágenes, apelando al imaginario de cada individuo y haciendo que el terror se sienta más real y personal. La ausencia de lo explícito crea una tensión constante que nunca se libera, obligando a la audiencia a enfrentar lo desconocido en sus propios términos.

Este método de representación de la violencia encuentra ecos en los principios y postulados de Michael Haneke, quien en filmes como Benny's Video argumenta que lo que se insinúa puede ser mucho más perturbador que lo que se muestra. Haneke sostiene que la violencia fuera de cuadro genera una reacción más auténtica, ya que el espectador se ve obligado a participar activamente en la experiencia, llenando los vacíos con lo que más teme.

El enfoque de Red Rooms no es mostrar la violencia de manera explícita, sino explorar el impacto psicológico de los crímenes y la obsesión que despiertan. Esto convierte la experiencia en algo mucho más aterrador, ya que la sugestión y el miedo juegan con la mente del público, un método que se ha demostrado eficaz para hacer que el terror sea aún más visceral y duradero.

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