En el universo de J.R.R. Tolkien, Sauron siempre ha sido el principal antagonista, ya sea en la trilogía cinematográfica de Peter Jackson o en la serie de Amazon. Sin embargo, él es sólo el sirviente de un personaje más oscuro y poderoso.
Cuando pensamos en los villanos más populares del cine, Sauron de El señor de los anillos aparece junto a nombres como Darth Vader de La guerra de las galaxias y Voldemort de Harry Potter. Aunque en la adaptación de Peter Jackson lo conocemos como el temible ojo ardiente que vigila desde la cima de Barad-dûr, su origen y propósito van mucho más allá de lo que aparenta. De hecho, Sauron no es más que un sirviente al servicio de un ser más poderoso y oscuro.
Sauron, tal como se le muestra en las películas, es un enemigo que impone por su armadura y presencia, aunque físicamente sólo lo vemos al principio de La comunidad del anillo, antes de su derrota a manos de Isildur. Después de este evento, su esencia se transforma en un ojo omnipresente, símbolo de su vigilancia. Pero la serie Los anillos de poder nos da un vistazo a su forma original, antes de convertirse en este símbolo temible. Sin embargo, incluso con todo su poder, Sauron no es el mal supremo de la Tierra Media.
La mayor amenaza de la Tierra Media
El verdadero origen del mal se remonta mucho más atrás, a Morgoth, quien es considerado el primer y más temible villano de la mitología creada por J.R.R. Tolkien. Aunque no ha sido representado de manera destacada en cine o televisión, Morgoth es el precursor del mal en la Tierra Media. Fue uno de los Ainur, seres divinos creados por Eru Ilúvatar, el creador supremo. Entre los Ainur, los Valar eran los más poderosos, y Morgoth fue el más formidable de todos.
Morgoth, cuyo verdadero nombre es Melkor, poseía habilidades que superaban las de cualquier otro Valar, con una fuerza e inteligencia incomparables. Sin embargo, su ambición desmedida y su deseo de dominio lo llevaron a corromperse. En lugar de colaborar en la creación de un mundo armonioso, buscó imponer su propia voluntad sobre la creación, desafiando el orden establecido por los demás Valar.
Esta rebelión de Morgoth desató una serie de conflictos que marcaron el destino de la Tierra Media. Entre ellos, la devastadora Guerra de las Joyas, que simboliza su tiranía y la lucha por el control de los poderosos Silmarils. Desde su fortaleza de Angband, gobernó con mano de hierro, enfrentándose a Elfos y Hombres en una serie de batallas que definieron la Primera Edad. Su reinado, aunque imponente, llegó a su fin con la Guerra de la Cólera.
Durante la Guerra de la Cólera, los Valar y sus aliados derrotaron a Morgoth, sellando su destino. Fue encadenado con la Angainor y desterrado al Vacío, un lugar de absoluto olvido fuera del mundo físico. Sin embargo, su legado de maldad no fue destruido por completo. Incluso tras su destierro, su influencia continuó a través de Sauron y otros siervos, dejando una sombra persistente sobre la Tierra Media.
Por eso, aunque Sauron ha sido el rostro del mal en El señor de los anillos, solo era un lugarteniente de Morgoth, el verdadero maestro del caos. La sombra que Morgoth dejó nunca desapareció por completo, y los conflictos que definieron la Segunda y Tercera Edad tienen sus raíces en las ambiciones de este antiguo y colosal villano.