Inspirada en el cine de Bob Fosse, la intensidad de Olivia Rodrigo y el estilo de Cirque du Soleil, la cinta da un giro único al género, llevando a la pantalla un oscuro espectáculo. Esta mezcla da a ‘Smile 2’ un nuevo nivel de estilo y tensión.
Cuando el guionista y director Parker Finn estrenó la película de terror Smile en 2022, no pensaba en comenzar una franquicia. “Escribí esa película para que fuera una historia catártica y autoconclusiva. Además, no soy tan egoísta como para pensar que la gente iba a querer una secuela”, comentó en entrevista con Indiewire, agregando que nunca se imaginó como un director de secuelas.
Con un escepticismo hacia las segundas partes, Finn creía que muchas de ellas suelen carecer de genuina inspiración: “Creo que muchas secuelas se hacen por las razones equivocadas y son increíblemente cínicas”, reveló. Sin embargo, contra sus expectativas, Smile 2 no solo amplía la mitología de la original, sino que también introduce un enfoque único y visualmente sorprendente al fusionar influencias provenientes de distintos rubros.
Olivia Rodrigo, Cirque du Soleil y el cine musical: las influencias detrás de Smile 2
Smile 2 no solo retoma la amenaza sobrenatural de la primera entrega, en la que una fuerza imparable empuja a las personas a la autodestrucción, sino que incorpora a una protagonista innovadora, Skye Riley, una estrella del pop interpretada por Naomi Scott. La presencia de Riley convierte la secuela en un híbrido inesperado: un horror musical en toda regla. Finn explica cómo los temas del cine musical y la coreografía se integran en la trama, aportando momentos escalofriantes.
Inspirado en películas como All That Jazz de Bob Fosse, Finn creó algunas de las escenas más espeluznantes de Smile 2 al unir los elementos del horror con los del musical. En una escena clave, los bailarines que acompañan a Riley en su vida como cantante se transforman en sus perseguidores dentro de su propio apartamento. Estas figuras adoptan poses que recuerdan a los números de baile previos, pero con un giro siniestro que genera una atmósfera inquietante. Finn logra que estos momentos transmitan una extraña mezcla de elegancia y amenaza, gracias a la colaboración con la coreógrafa Celia Rowlson-Hall, experta en fusionar lo artístico con lo perturbador.
Finn quería que el resultado fuera como un “Cirque du Soleil salido del infierno,” y buscó en Rowlson-Hall esa mezcla entre belleza y terror. La escena del apartamento de Riley destaca por su calidad de performance, con Riley atrapada como una figura central en una obra de arte siniestra. La idea de que los mismos elementos que la rodean en su vida pública como estrella se vuelvan en su contra dentro de su espacio privado refuerza la angustia y fragilidad del personaje, aumentando la tensión y el impacto de cada secuencia.
La recreación de la vida de Skye Riley como estrella del pop también es un elemento clave en Smile 2. Finn hizo una exhaustiva investigación para sumergirse en el mundo de las celebridades, viendo documentales y leyendo todo tipo de entrevistas para comprender las experiencias de figuras públicas. Inspirándose en íconos como Olivia Rodrigo, FKA Twigs y Rihanna, creó un entorno auténtico que refleja la dualidad de la fama: glamour y caos.
Además de la ambientación creíble, Finn buscó que la historia pareciera tan real que borrara los límites entre ficción y realidad. Con detalles de la vida detrás del escenario y canciones originales, Smile 2 hace que el público sienta que observa la vida de una verdadera estrella de la música. Esta autenticidad sirve como base para los horrores psicológicos, mezclando elementos de musical, thriller y terror de una manera que los potencia mutuamente.