La esperada ‘Joker 2’ retoma elementos de una película que, con 96 años, sigue siendo una de las mayores influencias para Joaquin Phoenix. Se trata de un clásico del cine mudo que inspiró la interpretación del actor como Arthur Fleck.
Joaquin Phoenix ha demostrado una versatilidad extraordinaria, capaz de explorar las profundidades más complejas del ser humano en cada uno de sus papeles. Su despliegue físico en The Master, su soledad frágil en Her, la desesperación a través de un humor melancólico en Inherent Vice, la serena espiritualidad en Mary Magdalene, y la violencia contenida en You Were Never Really Here.
Pero es en Joker donde Phoenix lleva al límite sus habilidades, entregando una actuación donde sus risas inquietantes y exageradas se convierten en un reflejo patológico de su inestabilidad mental. En la nueva Joker: Folie à Deux, el actor retoma el papel de Arthur Fleck, ahora encerrado en Arkham Asylum, donde forma una peligrosa conexión con Harleen Quinzel (Lady Gaga), otra paciente del psiquiátrico con quien pretende desatar un nuevo caos en Gotham.
Cómo una película de hace 96 años moldeó el Joker moderno
Una de las más importantes inspiraciones para la encarnación del Joker por parte de Phoenix es la película muda de 1928 titulada The Man Who Laughs, dirigida por Paul Leni. En esta película, Conrad Veidt interpreta a Gwynplaine, un personaje cuya sonrisa permanente, producto de una deformidad facial, lo convierte en un símbolo trágico y perturbador. El estilo físico de Phoenix en Joker refleja muchos de los elementos característicos de Veidt.
En The Man Who Laughs, Veidt utiliza la restricción de su expresión para acentuar su sufrimiento interno, algo que Phoenix imita al incorporar un estilo minimalista en su interpretación, donde cada movimiento parece cuidadosamente calculado para generar una respuesta emocional en el espectador. Las escenas donde el Joker baila o camina por las calles con movimientos casi coreográficos, evocan directamente las técnicas del cine mudo.
Además, la imagen de Gwynplaine, con su permanente sonrisa deformada, fue una de las principales inspiraciones para el diseño del Joker incluso antes de la versión de Phoenix. La novela de Victor Hugo en la que se basa la película narra la historia de un hombre desfigurado para que su rostro siempre parezca estar riendo, lo que genera una profunda dicotomía entre su expresión externa y su tormento interno. Esta imagen inquietante resonó en los creadores del Joker, Bob Kane, Bill Finger y Jerry Robinson, quienes adoptaron la siniestra sonrisa de Gwynplaine para el Clown Príncipe del Crimen en su debut en Batman No. 1 de 1940.
El tono oscuro y melancólico de The Man Who Laughs también influyó en la construcción narrativa del Joker como un personaje trágico, cuya deformidad física refleja su alienación social y emocional. La película de 1928 establece un paralelismo entre la inocencia de Gwynplaine y la crueldad del mundo que lo rodea, una idea que ha sido recurrente en la evolución del Joker, desde historias como The Killing Joke de Alan Moore hasta Joker: Folie à Deux de Todd Phillips que podrás ver en Cinépolis y Cinemex a partir de este jueves 3 de octubre.