Antes de que la película de las hermanas Wachowski catapultara a Keanu Reeves como el icónico Neo, el actor protagonizó otro notable filme de ciencia ficción, basado en una obra de William Gibson, que no fue tan bien recibido como merecía.
En 1999, Keanu Reeves se consolidó como una estrella del cine de ciencia ficción con Matrix, una película que no sólo redefinió su carrera, sino que también marcó un antes y un después en el género. La visión de Lilly y Lana Wachowski sobre un futuro distópico, en el que los humanos están atrapados en una simulación controlada por máquinas, capturó la imaginación del público global y revolucionó los efectos especiales con su innovador uso del “bullet time”.
El antes de Neo: Los inicios de Keanu Reeves en la ciencia ficción
Sin embargo, pocos recuerdan que, cuatro años antes de Matrix, Reeves ya había incursionado en el mundo de la ciencia ficción con una película mucho menos exitosa. Basada en un cuento corto del famoso autor de ciencia ficción William Gibson, Johnny Mnemonic imaginaba un futuro distópico donde la información era el bien más valioso y donde los humanos podían almacenar datos en sus cerebros, una premisa interesante que parecía alinearse perfectamente con las tendencias tecnológicas de la época.
A pesar de contar con un concepto intrigante y un reparto de lujo, que incluyó nombres internacionales como Takeshi Kitano, Udo Kier y Barbara Sukowa, fue un fracaso tanto en taquilla como en crítica. La película, dirigida por Robert Longo, apenas recaudó 19 millones de dólares frente a su presupuesto de 26 millones. Los críticos la destrozaron, con Roger Ebert señalando que la premisa de transferir información a través de cerebros humanos era absurda y poco práctica en comparación con el uso de fibra óptica, algo mucho más seguro.
La trama de Johnny Mnemonic gira en torno a Johnny, interpretado por Reeves, un mensajero cibernético que transporta información en su cerebro a cambio de dinero. Su último trabajo antes de retirarse y recuperar sus recuerdos personales implica una cantidad de datos tan grande que podría causarle la muerte si no logra descargarlos a tiempo. Como es de esperar, su misión se complica cuando la Yakuza lo persigue y debe recurrir a la ayuda de un grupo de hackers liderado por Ice-T, en un caótico intento de salvarse y completar su tarea.
A pesar de sus fallos, Johnny Mnemonic capturó el temor de la época hacia la tecnología emergente y el internet, conceptos que aún eran nuevos y poco comprendidos por la sociedad de los años 90. Películas como The Net, Hackers y Strange Days exploraban de manera similar los peligros y posibilidades del ciberespacio, un término acuñado por el propio Gibson, que en ese momento evocaba más miedo que fascinación.
Curiosamente, aunque Johnny Mnemonic fue un desastre en su momento, su legado ha sido revaluado por algunos fanáticos del género. En retrospectiva, algunos críticos han elogiado lo extraña y ambiciosa que fue, considerando que surgió en una época en la que la tecnología y la ciencia ficción aún estaban en transición. Si bien la película nunca alcanzó el estatus icónico de Matrix, es vista como un curioso precursor que abordaba temas similares, aunque con mucha menos sutileza.