La película de ciencia ficción que lanzó un reto imposible para el ser humano
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

El cine de ciencia ficción siempre ha desafiado los límites de la imaginación humana, pero pocas películas lo han hecho como esta icónica cinta que planteó un reto considerado imposible para cualquier ser humano.

El cine de ciencia ficción siempre ha cautivado a los espectadores con su capacidad de transportarlos a mundos desconocidos y futuros inciertos. Este género no solo se destaca por sus efectos visuales y tecnología futurista, sino también por su habilidad para abordar preguntas filosóficas y reflexionar sobre la condición humana. Películas como Metropolis de Fritz Lang, 2001: Una odisea del espacio de Stanley Kubrick y Blade Runner de Ridley Scott han explorando temas desde la inteligencia artificial hasta los límites de la mente humana.

La magia de la ciencia ficción radica en su habilidad para desafiar nuestras percepciones de la realidad, permitiéndonos imaginar posibilidades más allá de nuestra comprensión actual. Cada una de estas películas presenta un enfoque único, pero todas comparten una característica común: la capacidad de inspirar asombro y reflexión. En este sentido, el género ha servido como un espejo de nuestras esperanzas, miedos y aspiraciones colectivas, convirtiendo lo imposible en plausible y lo extraordinario en una experiencia cinematográfica tangible.

Entre las películas más icónicas de las últimas décadas se encuentra El quinto elemento, dirigida por Luc Besson. Estrenada en 1997, esta cinta nos transporta a un futuro lejano donde el taxista Korben Dallas (Bruce Willis) se encuentra accidentalmente en el centro de una misión para salvar al mundo de la destrucción. Con la ayuda de Leeloo (Milla Jovovich), una enigmática joven con habilidades sobrehumanas, Korben deberá enfrentarse a enemigos poderosos y descubrir el misterio del “quinto elemento”, una fuerza cósmica capaz de salvar a la humanidad.

El quinto elemento se destaca no solo por su trama intrigante, sino también por su estética visual única. La película presenta un universo futurista vibrante y colorido, con una mezcla de elementos de ciencia ficción, moda excéntrica y arquitectura innovadora. La dirección artística de Besson, junto con el diseño de vestuario de Jean-Paul Gaultier, crea un mundo visualmente impactante que ha inspirado a generaciones de cineastas y diseñadores. La cinta equilibra el humor, la acción y la emoción de manera magistral, convirtiéndola en un clásico del género.

Dentro de las muchas escenas memorables de El quinto elemento, la interpretación de “Diva Dance” se destaca como una de las más icónicas. Realizada por Diva Plavalaguna (Maïwenn Le Besco), un personaje alienígena con piel azul y una cabeza con tentáculos, la escena captura la imaginación de la audiencia con su impresionante rango vocal y movimientos de baile surrealistas. Esta secuencia no solo es visualmente deslumbrante, sino que también lanzó un reto imposible para cualquier ser humano.

El desafío vocal que ‘El quinto elemento’ impuso al mundo

El reto radica en la propia concepción de la pieza musical. Compuesta por Eric Serra, “Diva Dance” fue diseñada para ser técnicamente imposible de interpretar en su totalidad por un ser humano. Las notas más altas y los cambios rápidos de registro se alcanzan en una secuencia tan rápida que Inva Mula-Tchako, la soprano albanesa encargada de dar voz a la diva en la película, tuvo que grabar cada nota por separado para luego ser editadas digitalmente. Esta complejidad hace que la obra sea prácticamente inalcanzable para cualquier cantante.

A pesar de las dificultades técnicas, algunos artistas han intentado desafiar esta barrera. Jane Zhang, una reconocida cantante de ópera china, interpretó su propia versión de “Diva Dance” en un homenaje a la icónica escena, logrando una hazaña impresionante al alcanzar todas las notas sin ayuda de edición digital. Sin embargo, incluso su interpretación, considerada notable, no ha logrado replicar exactamente la imposibilidad técnica que Serra diseñó para la película. Esto confirma la magnitud del reto planteado.

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