"Nadie sabía qué hacer conmigo": Linda Hamilton, la estrella de acción que sobrevivió a 'Terminator', a las drogas y la depresión
Ari Alvarez
-Redactora
Periodista y comunicóloga. Mi personalidad parte de ser una rocola andante que va cantando o citando frases de series y películas 24/7. Pro tip que me encanta: escuchar podcasts de narración es como tener cine para los oídos.

La actriz pasó por momentos muy complicados antes y después de convertirse en uno de los rostros más identificados con la saga de 'Terminator', ahora finalmente la veremos de regreso en televisión.

Desde el 2000 hacia acá Sarah Connor ha sido interpretada por Emilia Clarke en Terminator: Génesis y Lena Headey en la serie Terminator: Las crónicas de Sarah Connor, pero si hay una persona a quien definitivamente pertenece ese papel como un sello en la franquicia esa es Linda Hamilton. Sin saberlo, la actriz se convirtió en un verdadero ícono femme fatale de la acción desde cuando a los 27 años aceptó, más por necesidad que por gusto, el papel de una camarera que junto a un viajero del tiempo debía huir de un robot implacable.

Terminator pudo haber hecho de Hamilton una de las estrellas más demandadas de la época, como sucedió con Arnold Schwarzenegger y el mismo James Cameron cuyo nombre apenas comenzaba a hacer ruido. Sin embargo, el camino de la actriz se llenó de adicciones adquiridas para apaciguar la ira, tristeza e insatisfacción que arrastró durante mucho tiempo, sin saber que se trataba del trastorno bipolar. "Tuve depresión desde niña, pero nadie lo notó y ni yo sabía en esos días lo que era. Solo me sentía diferente", confesó durante una entrevista con Larry King en 2005.

El camino labrado por 'Terminator'; entre éxito y pesadilla

La también actriz de Niños diabólicos, declaró que la primera vez que acudió a un psicólogo fue a la edad de 22 años y por aquel entonces creyó que la actuación le ayudaría a sanar, pero el oficio no hizo más que empeorarlo todo. Aunque contrario a todo pronóstico Terminator fue un verdadero éxito, el rodaje fue agotador en varios sentidos pues el equipo debía trabajar día y noche, para Hamilton el desgaste fue mental sobre todo, pues su personaje pasó la mayor parte del tiempo atemorizada o huyendo. "Fue duro psicológicamente. Cuando terminaba de rodar seguía soñando con Terminator", recupera una entrevista de El País.

Tras la exitosa película de los 80's el mejor trabajo que llegó a manos de Hamilton fue para una serie llamada La bella y la bestia (1987), una reinterpretación moderna con estilo policíaco del clásico de Disney en el que fue la asistente del fiscal de distrito en Manhattan. Sin embargo, tuvo que abandonar el proyecto tras quedar embarazada junto a su primer marido Bruce Abbott.

En esta pausa recibió una llamada del director de Avatar quien siete años después de la primera entrega, le proponía regresar como Sarah Connor para una segunda parte del éxito sobre la revolución de las máquinas. Una de las condiciones de la actriz fue entonces que su personaje no fuera más una damisela en peligro, sino una luchadora implacable; James Cameron acató, "lo escribí basándome en sus instrucciones", llegó a decir el cineasta.

Por aquel entonces, Abbott le habría pedido el divorcio a Hamilton y ella vio en su papel una oportunidad para canalizar el dolor que estaba atravesando. "Necesitaba levantarme y ser fuerte, no tenía otra cosa que hacer más que ser madre y prepararme para esa película", dijo "poder ser esa mujer poderosa y fuerte era algo necesario para mi supervivencia", declaró para El País.

Así, Sarah Connor se convirtió para muchos en el corazón de Terminator 2: El juicio final, una madre fuerte que podría empuñar un arma y enfrentar el peligro con todo el coraje de su interior; aunque con esto podría haber continuado un camino en el campo de la acción Hamilton decidió que prefería hacer comedia. Para su desilusión tuvo que darse cuenta de que su perfil asustaba a los productores:

Pensaban que me los iba a comer vivos, no sabían qué hacer conmigo [...] Mi respuesta al éxito repentino fue quedarme embarazada de Jim [Cameron] y desaparecer por completo. ¡Qué oportuna!

La relación se hunde junto a 'Titanic'

Este amor, que nació durante el rodaje de la secuela, estuvo colmado de peleas y vaivenes caóticos incluyendo una separación momentánea durante el rodaje de Titanic cuando el director salió con la actriz Suzy Amis. Tras este "desliz", Cameron y Hamilton volvieron y se casaron, pero dos años después Cameron regresó con Amis y le pidió el divorcio a su esposa.

"Quedé completamente destrozada durante años, pero estoy muy contenta de haberme liberado de eso. Jamás volvería a poner tanta energía en algo que no funciona", llegó a declarar la actriz en 2019. Según relata el diario español, para Hamilton la relación no funcionó por dos motivos; uno de ellos era que Cameron "se enamoró de Sarah Connor", más que de Linda.

El otro eran las dificultades de salud mental con las que batallaba la actriz cada día desde muy temprana edad. Además de la tristeza en su infancia a la que se sumó la muerte de su padre cuando ella tenía cinco años con el despegue de su carrera empezó a "descomponerse" como dijo en un programa con Oprah. "Me refugié en el alcohol y las drogas, tomaba mucha cocaína, tomaba cualquier cosa que pudiese ayudarme a aumentar mi confianza".

Tras el nacimiento de su segundo hijo, comenzó a tener alucinaciones y sufrió una depresión posparto muy similar a una psicosis. "Tenía dos niños pequeños y no sabía cómo levantarme por la noche para poder acostarlos". Esto fue lo que la hizo aceptar ayuda con medicación: "Me ha llevado mucho tiempo recuperar mi vida, dejar salir a la persona que siempre tuve dentro", dijo.

Librado todo este andar, la actriz regresó una vez más en 2019 para dar vida a Sarah Connor en Terminator: Destino oscuro a sus 63 años de edad en una cinta que, si bien no fue un gran éxito como las dos anteriores, mostró una faceta mucho más acomodada de Linda Hamilton física y emocionalmente fuerte. Ahora ha sido fichada para participar en la próxima y última temporada de Stranger Things, donde seguramente su nombre volverá a resonar con el eco de su gran trabajo.

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