Yamcha, uno de los personajes de Akira Toriyama más queridos, siempre ha sido reconocido por sus cicatrices faciales distintivas, pero ¿cómo las obtuvo y por qué persisten a pesar de las capacidades curativas del universo de ‘Dragon Ball’?
Uno de los motivos por los cuales Dragon Ball, creado por Akira Toriyama, ha perdurado durante casi cuatro décadas es que no es un anime que exista en un vacío temporal. La línea de tiempo de Dragon Ball abarca varias décadas, permitiendo que personajes como Goku maduren desde un niño de 12 años hasta convertirse en un orgulloso abuelo.
Cada serie de Dragon Ball comienza con un significativo salto temporal que ayuda a avanzar la narrativa y a omitir material menos relevante, creando misterios sobre las nuevas habilidades o cambios físicos de los personajes cuando reaparecen.
Yamcha ha sido un personaje importante desde el Dragon Ball original, siendo uno de los primeros compañeros de aventuras de Goku y Bulma. Con un pasado como bandido del desierto, Yamcha se acostumbró a una vida bastante dura. Sin embargo, una pregunta intrigante que rodea al personaje es el origen de las cicatrices faciales que se convierten en una de sus características distintivas en Dragon Ball Z.
¿Cuándo aparecen por primera vez las cicatrices de Yamcha?
Estas cicatrices aparecen por primera vez en el episodio 133 de Dragon Ball, titulado "Cambios", cuando Yamcha regresa para competir en el 23º Torneo Mundial de las Artes Marciales tras tres años de arduo entrenamiento. Durante esos tres años, Yamcha, junto con Ten Shin Han, Krillin y Chaoz, entrenó bajo la tutela de Karin. Este riguroso entrenamiento los ayudó a madurar considerablemente como artistas marciales.
La serie muestra cómo Karin empuja a sus estudiantes al límite, lo que hace plausible que Yamcha adquiriera cicatrices permanentes durante este período. Sin embargo, también existe la posibilidad de que Yamcha haya recibido estas marcas durante los episodios previos al salto temporal, cuando ayuda a mitigar la erupción del volcán Poco Poco en la Isla Bunbuku.
Aunque es posible que Yamcha haya tenido contacto con la lava del volcán durante esta misión, estos episodios son exclusivas del anime y no forman parte del canon original del manga, lo que hace menos probable que sean la causa definitiva de sus cicatrices. Las circunstancias exactas de cómo Yamcha obtiene estas cicatrices siguen siendo un misterio, pero es importante considerar por qué estas cicatrices nunca desaparecen en el transcurso de la franquicia.
Las Semillas del Ermitaño en Dragon Ball tienen la capacidad de rejuvenecer completamente a un individuo, curando incluso heridas fatales. Sin embargo, las cicatrices faciales de Yamcha permanecen intactas, lo que sugiere que una vez que las cicatrices se establecen, son permanentes y no pueden ser curadas por estas semillas. Esta teoría se refuerza con otros personajes de Dragon Ball, como el Maestro Roshi, Bardock y Broly, quienes también mantienen cicatrices prominentes a lo largo de la serie.
Yamcha no solo regresa con cicatrices al 23º Torneo Mundial de las Artes Marciales, sino también con nuevas técnicas. En el episodio 139 de Dragon Ball, "Revancha", debuta su técnica de la Bola Espiritual, un poderoso ataque de energía que puede controlar y manipular con sus movimientos.
Una posibilidad vergonzosa pero plausible es que Yamcha haya causado sus propias cicatrices durante la práctica de esta técnica, golpeándose accidentalmente en la cara. Esto encajaría con su evolución en Dragon Ball, donde la discreción de Yamcha respecto a sus cicatrices indica una posible vergüenza en sus orígenes, pero al menos puede lucirlas con orgullo mientras enfrenta mayores desafíos en Dragon Ball Z.