Haber trabajado en ‘El Señor de los Anillos’ fue un proceso complicado para este actor, que lo orilló al aislamiento y la vergüenza.
Después de más de 20 años, los actores responsables de haber interpretado a los personajes de J. R. R. Tolkien, incluyendo a Elijah Wood, Ian McKellen y Orlando Bloom, se siguen mostrando satisfechos y orgullosos de aquella grandiosa época en la que dieron vida a Frodo, Gandalf y Legolas, respectivamente, en El Señor de los Anillos.
Sin embargo, uno de los actores principales del elenco de la trilogía dirigida por Peter Jackson no tiene un recuerdo tan grato como los demás. Estamos hablando de John Rhys-Davies quien, al prestar sus facciones para interpretar a Gimli, experimentó un verdadero calvario en el set de filmación, debido a las múltiples prótesis de maquillaje que debía portar y a la enorme cantidad de pegamento y plástico que constantemente tenía que utilizar en la cara.
El actor británico de 80 años de edad, que también hemos visto en películas como Indiana Jones y la última cruzada, El diario de la princesa 2 y Aquaman, reconoció haber vivido un rodaje particularmente desagradable, alejado del buen ambiente que podía reinar en el resto del equipo: “Me desfiguró tanto que me aislé y me volví paranoico, muy solitario”, sentencia en los comentarios de audio de El Señor de los Anillos: La comunidad del anillo. “No quería salir, tampoco cenar con otras personas. Quería estar solo, me daba vergüenza mi propia cara”.
Un poco más adelante, el intérprete de Gimli continúa evocando la alegre vida en común de los demás miembros del elenco, que lamentablemente no compartió: “Fue divertido ver a Sean Bean y Viggo Mortensen. A menudo salían a cenar juntos. Tienen la misma edad y los mismos intereses. Solo había uno que no se relacionaba con ellos. Era este hombre paranoico enano que no tenía piel alrededor de los ojos. Nunca me he sentido más avergonzado que durante esta producción”.
Aunque pasaba la mayor parte del tiempo solo, John Rhys-Davies aprovechó su larga estancia en Nueva Zelanda para dedicarse a una nueva afición: el canotaje. Así, al finalizar el rodaje, el actor había adquirido nada menos que cinco barcos para seguir practicando ese deporte acuático.
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