Se va de Netflix: La película más cara de una icónica saga de ciencia ficción
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Quedan pocos días para disfrutar de esta película que cumple 15 años y que, con un presupuesto de 200 millones de dólares, se convirtió en la más cara de una de las franquicias más icónicas de la ciencia ficción.

La saga de Terminator siempre ha estado vinculada a un evento crucial: el Día del Juicio. En las primeras películas de James Cameron era un Armagedón nuclear que no podía detenerse, solo retrasarse. A medida que la franquicia evolucionó, se convirtió en una narrativa menos sobre prevenir el apocalipsis y más sobre aceptarlo.

Terminator 3: La rebelión de las máquinas lanzó la serie de cabeza al Día del Juicio, preparando el terreno para una secuela característicamente sombría. ¿Realmente había algún lugar a donde Terminator pudiera ir después?

La cuarta película, Terminator Salvation, responde a esa pregunta de la manera más contundente posible. En un mundo ideal, Terminator 2: El juicio final habría sido la primera y única secuela de Terminator. Y, dado que a los estudios les gusta ganar dinero, ¿tenía sentido mostrar al público un mundo post-Día del Juicio?

En Netflix: Christian Bale y Sam Worthington en ‘Terminator Salvation’

Terminator Salvation, que todavía se encuentra disponible en el catálogo de Netflix, tuvo un presupuesto de $200 millones, convirtiéndola en la película más cara de la franquicia hasta la fecha. Dirigida por McG, conocido por su trabajo en las películas Los Ángeles de Charlie, la producción atravesó numerosos problemas que culminaron con la quiebra de la compañía productora poco después del estreno.

La escritura del guión pasó por varias manos, incluyendo a John Brancato, Michael Ferris, Paul Haggis y Jonathan Nolan, lo que reflejaba la complejidad y las expectativas puestas en esta ambiciosa pero problemática entrega de la franquicia Terminator. Aunque no fue la elección más popular, 15 años después, Salvation está lejos de ser lo peor que la franquicia ha producido.

Salvation nos lleva a 2018, más de una década en la batalla entre la autoconsciente Skynet y lo que queda de la humanidad. John Connor (Christian Bale) ya es adulto, pero no es exactamente el salvador de la humanidad que se suponía debía ser. Bale, recién salido del éxito de Batman: El caballero de la noche, es intenso, convirtiendo a Connor en un personaje muy distinto del adolescente despreocupado de Terminator 2 y del joven ingenuo de Terminator 3.

El John Connor de Bale encuentra un contrapunto interesante en Marcus (Sam Worthington), un recluso ejecutado convertido en un T-800. Antes del Día del Juicio, Marcus donó su cuerpo al creador corporativo de Skynet, Cyberdine. Cuando despierta décadas después, tambaleándose a través de un lodazal como el monstruo de Frankenstein, el mundo ha terminado y no tiene idea de que es una máquina.

En su búsqueda de respuestas, se cruza con otro favorito de la franquicia, Kyle Reese. Interpretado por Anton Yelchin, Reese es diferente al personaje que la mayoría de los fanáticos conocían. Aquí, es juvenil e inexperto, lo que obliga a Marcus a tomarlo bajo su protección.

Salvation no es perfecta, pero empujó la franquicia hacia un territorio sorprendentemente emotivo. Sus secuencias de acción son dinámicas y están equilibradas con momentos tranquilos que dan vida a este árido páramo. Las elecciones que hace la película no son terriblemente originales, pero se despliegan con moderación y habilidad. Además, es la primera y única película de Terminator ambientada completamente en el "futuro", lo cual tiene su mérito.

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