El legendario actor que confesó ser gay para demostrar que sus preferencias no interferían con su talento
Cinéfilo de corazón y cineasta de profesión. Amo el terror psicológico y las películas de suspenso. Escribir de cine, y redactar guiones, es mi pasión. Geek desde la cuna. Disfruto de la lucha libre y del futbol americano en mis ratos libres.

Se trata de una leyenda viviente que cuenta con casi 60 años de trayectoria y lo hemos visto en infinidad de películas.

A pesar de la enorme apertura que se tiene hoy en día aún siguen existiendo industrias en las que, si alguien expresa públicamente ser homosexual, su carrera se pone en riesgo. El más claro ejemplo de ello es el mundo del fútbol, en donde los grandes clubes prefieren mantener en privado las preferencias de sus jugadores para no ser estigmatizados y no presentar caídas en las ventas de camisetas y productos.

Por fortuna el cine ha evolucionado mucho con el paso de los años, y se ha convertido en una industria muy respetuosa hacia la comunidad LGBTQIA+, sin embargo, aún se pueden encontrar algunos casos de discriminación; uno reciente, puede ser el de Elliot Page, por ejemplo. No cabe duda de que es urgente seguir trabajando en la aceptación y tolerancia.

Si este tipo de situaciones se siguen dando en pleno 2024, imaginen cómo era todo en la década de los 70s y 80s. Si un actor reconocía que era gay hace 40 años estaba condenado a las críticas y a ser mal visto. Su carrera incluso podría terminar, pues ya no le serían ofrecidos más roles protagónicos. Por eso, es de suma importancia resaltar el valor de personas como Ian McKellen, que nunca han tenido miedo de mostrarse como realmente son.

En el año 1988, McKellen confesó su homosexualidad de manera abierta, en un programa de radio de la BBC. Él quería demostrar que un actor de prestigio podía ser gay y seguir haciendo todo tipo de papeles, sin que su vida privada interfiera con su talento actoral. La valentía que Ian tuvo en aquella época fue algo único, que sirvió para inspirar a otros compañeros que se sentían identificados con situaciones de esta índole.

Tal y como Ian lo dijo, sus preferencias sexuales jamás se interpusieron con sus compromisos actorales a lo largo de su trayectoria, pues el actor británico pudo forjar una carrera envidiable en la que tuvo la oportunidad de dar vida a un sinfín de personajes. McKellen también dejó un gran impacto y una huella imborrable en la cultura pop cuando se puso bajo la piel de Magneto y Gandalf en X-Men y El Señor de los Anillos, respectivamente.

El actor no podía seguir tolerando la constante violación de derechos hacia personas pertenecientes a la comunidad LGBTQIA+, por lo que decidió liderar diversas protestas y convertirse en activista de tiempo completo, a la vez que también cofundó Albert Kennedy Trust, una de las organizaciones de derechos LGBT más influyentes del Reino Unido, de la cual sigue siendo un portavoz destacado.

Ian McKellen es, indudablemente, uno de los actores gay más exitosos de todos los tiempos, y da gusto saber que cuando pensamos en él de inmediato lo identificamos con alguno de sus personajes más icónicos, ignorando su vida privada. Ian ha sido dos veces nominado al Oscar, cuatro veces al BAFTA y tres veces a los Golden Globes, habiendo ganado uno en 1996.

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