Estas notables, intensas y seductoras películas no sólo capturan la intensidad del género, sino que también sirvieron como referencia para subvertir las expectativas tradicionales de los thrillers eróticos.
Los thrillers eróticos vivieron su apogeo en los años 90, marcando una época en la que el cine exploraba las complejidades del deseo, el poder y las relaciones humanas desde una perspectiva provocadora. Ahora, este género parece estar regresando con fuerza en la década de 2020, revitalizado por películas como Juego limpio, Amor, mentiras y sangre, Saltburn y Benedetta. Estas producciones han reabierto el interés por temas que combinan lo íntimo con lo psicológico, añadiendo capas de modernidad y profundidad.
En Babygirl, Nicole Kidman interpreta a Romy, una mujer madura que se embarca en una relación cargada de tensiones con Samuel, un joven interpretado por Harris Dickinson. A través de este vínculo, la película aborda temas como las dinámicas de poder, las brechas generacionales y el descubrimiento de deseos ocultos. Más allá de una simple historia de atracción, la cinta ahonda en la complejidad de las emociones humanas, proponiendo una narrativa que combina sensualidad con introspección.
Para adentrarse en el tono del filme, la directora Halina Reijn recomendó a los actores estudiar tres clásicos del cine erótico con la intención de desmarcarse de las representaciones convencionales de la sexualidad. Según Dickinson, la directora evitó mostrar escenas de sexo explícito, enfocándose en la vulnerabilidad y la verdad emocional. “Es más interesante mostrar la incomodidad del sexo o la exposición que implica la desnudez, en lugar de caer en lo voyeurista”, comentó el actor en entrevista para Entertainment Weekly, quien destacó el enfoque humano y auténtico de la narrativa.