El perfecto asesino dio fama y gran reconocimiento al director Luc Besson, pero no solo a él, sino también a sus protagonistas León (Jean Reno), Norman Stansfield (Gary Oldman) y Mathilda Lando (Natalie Portman) siendo esta última quien no guarda muy buenos recuerdos.
En el año 1994 se estrenó esta cinta que lleva como tema principal la venganza, acompañada de vínculos de corrupción y mafia local. La trama se desarrolla en medio del asesinato de la familia de Mathilda, quien se encuentra con una trágica escena al llegar de sus compras. Este evento hace cercana a la menor de 12 años con Léon, su vecino y asesino a sueldo que al ver la situación, algo dudoso acepta que la joven viva con él a cambio de un trato que beneficie a ambos.
Estos dos personajes son los que atraen la mirada en el trayecto de la película, siendo recordados por sus homenajeadas actuaciones. Algo que se queda en la memoria de Portman es justamente cómo su papel en la cinta marcó su desarrollo personal y profesional.
Mathilda Lando, personaje polémico
Natalie Portman fue asediada bastante tiempo por la imagen atrevida que proyectó a los 12 años con su personaje, situación que se convertiría en un tema debatido para los roles que deben cumplir los menores de edad dentro de las películas.
Repercusiones que trajo encarnar al personaje
Algunas declaraciones respecto a la sexualización que vivió después de su actuación en El perfecto asesino vinieron años más tarde, describiendo cómo se sintió en aquel momento y las repercusiones que tuvo a nivel personal.
"Ser sexualizada siendo niña, creo, me alejó de mi propia sexualidad, porque me asustaba. Pero a esa edad tienes tu propia sexualidad, tienes tus propios deseos, quieres explorar cosas, y quieres ser abierta”, confesó.
Atenciones no deseadas
La protagonista de El cisne negro no tuvo idea que las consecuencias de explotar su personaje atraerían situaciones que ella no deseo: “no te sientes precisamente segura cuando hay hombres mayores interesados en ti, y tú piensas, no, no, no, no'”.
Construcción de una mujer fuerte
A partir de ahí Natalie construyó una imagen fuerte de sí misma que le dio el temple necesario ante esas atenciones no deseadas, además de limitarse a escogen personajes que no descargaran sensualidad para evitar ser vista de la misma forma. "Cultivé conscientemente esa imagen, porque era el modo de hacerme sentir segura. Como si alguien te respeta, no van a objetivarte”.
No a papeles atrevidos
Algo que no se permitió por mucho tiempo fue elegir personajes que contribuyeran a la formación de su objetivación de la infancia, siendo ella misma quien descartó propuestas que no le vinieran bien. “En la adolescencia pensaba, no quiero tener ninguna escena romántica o con besos. Empezaría eligiendo papeles que fuesen menos sexy, porque me preocupaba el modo en que se me iba a percibir y cómo de segura me iba a sentir", dijo.
Por mucho tiempo la seguridad de Natalie Portman estuvo perdida después de interpretar a Mathilda. Afortunadamente la actriz consiguió recuperar su confianza gracias al entorno de respeto que generó en sus relaciones y en producciones posteriores.