A cines de México y diversas partes del mundo ha llegado El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo, en la que Ed (Patrick Wilson) y Lorraine Warren (Vera Farmiga) regresan para ser parte de una peculiar investigación, ya que después de un asesinato el acusado alega posesión demoniaca como parte de su defensa, convirtiéndose en la primera persona en hacer tal cosa en Estados Unidos. Es ahí cuando comienza a desarrollarse una historia que tiene varios cambios con la realidad.
'El conjuro 3': Lo bueno y lo malo de la película de terrorSabemos que al ser un relato basado en exorcismos y demonios la palabra “real” se vuelve más subjetiva que de costumbre, pero aun así vale la pena echarle un vistazo a las cosas que no sucedieron así en la vida y por ende fueron alteradas para fines dramáticos en la película dirigida por Michael Chaves (La maldición de La Llorona). Desde la falta de uno de los Glatzel, pasando por un choque y hasta sueños raros, esto fue lo que sucedió en realidad.
Es verdad que Arne Cheyenne Johnson finalmente fue encontrado culpable, pero la pura alegación de su inocencia a costa de posesión demoniaca atrajo las miradas no sólo de curiosos en Estados Unidos, sino de más personas del mundo que fueron testigos del desarrollo legal de un crimen que finalmente trajo consecuencias y que al final les cambió la vida a los involucrados.
No era su nombre
El nombre real de la persona que Arne Cheyenne Johnson asesinó era Alan Bono, quien les rentaba el departamento a la pareja. En El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo le cambiaron el nombre por Bruno Sauls (Ronnie Gene Blevins).
Las visiones del niño
David en realidad no veía a un señor o ente demoniaco dentro de su cama de agua como en El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo, sino que lo visualizaba en sus sueños e incluso afirma que le dijo que le haría daño a su familia (los Glatzel) si se mudaban a la casa que recién habían ocupado.
Golpes en David
La familia de David comenzó a notar marcas rojas en el cuello del pequeño, luego de que lo vieran ser golpeado por un ente invisible. En El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo no precisamente vemos a alguien transparente, sino como tal al ente demoniaco que jalaba de la cama al niño.
Durante el exorcismo
En El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo durante el exorcismo de David (Julian Hilliard) su cuerpo se retuerce como si fuera contorsionista, sin embargo, en la vida real Lorraine Warren afirma que el pequeño en realidad levitó, pero no es todo, comenzó a predecir el futuro y hasta hizo mención del asesinato que cometería Arne.
El choque de Arne
En la vida real la leyenda cuenta que Arne Johnson ya con el demonio dentro tuvo un percance en coche, ya que mientras iba manejando menciona que el demonio lo obligó a estrellarse contra un árbol; la buena noticia para él es que no sufrió daños. En El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo esto no aparece.
No estaban solos
El día que el asesinato ocurrió Arne no estaba sólo con su novia Debbie y el casero, sino que se fueron a tomar en exceso junto con las dos hermanas menores de Johnson. Todos regresaron en grupo a la perrera y luego de que Alan Bono tuviera un comportamiento indecente con Debbie, ella pidió que todos se fueran a excepción de su novio y fue cuando ocurrió el crimen. En El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo hay ligeros cambios en esto.
¿Estaban afuera?
Algunos reportes señalan que el crimen de Arne contra Alan en realidad sucedió afuera de la perrera y no adentro, como se deja ver en El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo.
¿Cuántos puñaladas fueron?
En El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo se menciona que fueron 22 las puñaladas que Alan Bono recibió por parte de Arne Johnson, sin embargo, algunos reportes indican que fueron alrededor de cinco o seis heridas de gravedad y había una tan grande que iba del estómago al corazón.
Carl Glatzel no aparece
En ningún momento de El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo aparece Carl Glatzel, el hermano mayor de David. Esto puede deberse a que Carl siempre alegó que su hermano era un enfermo mental y que nunca hubo posesión demoniaca, todo fue un invento mediático.
Glatzel vs. Warren
En la vida real David y Carl Glatzel demandaron a Lorraine Warren por haber participado en la creación del libro The Devil in Connecticut de Gerald Brittle, argumentando que la posesión demoniaca fue un invento del matrimonio para explotar la enfermedad mental del pequeño David. Obviamente este detalle ya no es mencionado en El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo.