El séptimo arte nos ha servido a muchos como bálsamo: nos confronta, desconecta e impulsa para descargarnos emocionalmente. Curiosamente pareciera que, si un filme provoca el llanto en el espectador, significa que es “bueno” o sirve de valoración para recomendarla y decir: “¡TIENES QUE VERLA!” y esto es claramente subjetivo. Cada ser humano siente de manera diferente y mientras un drama de época nos pueda hacer llorar a mares a unos, una película animada puede afectar de sobremanera a otros, o algunas otras pueden causar náuseas e incomodidad (como las que les presentamos en este otro slide).
Pero como en todo, hay un censo en los espectadores y a lo largo de los años ha habido escenas (y películas completas) que no precisamente fueron ideadas con la manipulación intencional de provocar el llanto en la audiencia, sino que el poder de las actuaciones y del texto lograron conectar de tal manera que actualmente recurrimos a ellas como cuando buscamos un abrazo. Aquí un listado de películas que sin duda los van a hacer sacar la caja de pañuelos desechables y llorar sabroso: ¡Échele!
Dumbo (1941)
El clásico de Disney que ni Tim Burton logró igualar. Sus grandes orejotas, la burla de su entorno y la eterna búsqueda de su madre nos provoca llorar a mares.
Ghost: La sombra del amor (1990)
La canción de "Unchained Melody" sonando a todo volumen, la actuación de Patrick Swayze y el corte de cabello de Demi Moore son el conjunto para entrarle a este cuentito absurdo, pero encantador en el que el amor supera las barreras de la muerte y el llanto.
Mi primer beso (1991)
Si la premisa de una hipocondríaca niña de 11 años llamada Vada (Anna Chlumsky), que vive en una funeraria con su padre viudo y enamorada de su maestro de literatura no los estremece, vayan con un cardiólogo, su corazón tiene algo.
Up: una aventura de altura (2009)
Aquí sólo necesitamos los primeros 20 minutos para soltarnos a llorar. Y es que en forma de álbum de recuerdos, el carismático Carl Fredricksen: un vendedor de globos de 78 años de edad, nos da un vistazo a lo que fue su vida antes de la muerte de su esposa.
Magnolias de acero (1989)
El elenco de actrices es entrañable y sus historias entrelazadas nos mantienen con una sonrisa de oreja a oreja. Al morir la hija de M’lynn (Sally Field), necesitamos dos cajas de pañuelos desechables y unos pepinos en los ojos para quitar el hinchazón del llanto.
Titanic (1997)
Esta épica cinta de finales de los 90 no sólo cambió a la industria del entretenimiento, sino que nos conmovió con la fatídica historia de amor entre una aristócrata y un pobre soñador.
E.T., el extraterrestre (1982)
Si alguien conoce la melcocha y la manipulación mediante imágenes es Steven Spielberg. Su historia del alienígena haciendo amistad con un niño nos movió el corazón de tal manera, que han pasado tres décadas y seguimos llorando.
Náufrago (2000)
Una isla desierta. Tom Hanks. Wilson. ¿Necesitamos saber más o ya estás con el nudo en la garganta?
Diario de una pasión (2004)
Quizá aquí estamos hablando del epitome del cliché y la cursilería, pero el romance entre Noah (Ryan Gosling) y Allie (Rachel McAdams) ha trascendido tal como los amores de antaño. Si quieres llorar y no puedes, este romántico filme es la opción.
Toy Story 3 (2010)
Si a todos nos cuesta cerrar ciclos y dejar ir, imagínense a un grupo de juguetes que llevan gran parte de su vida enamorados de su dueño, el cual por cierto, ya creció y no tiene interés de tenerlos más. ¿Cruel verdad?
La decisión más difícil (2009)
Del mismo director del Diario de una pasión: Nick Cassavetes. Si no tuviste con una, aquí tienes otra opción con todas las características para agarrar la almohada y llorar con ganas para que tus vecinos no escuchen.
Forrest Gump (1994)
Tom Hanks tiene todo un catálogo de personajes y filmes que nos obligan a dar nuestro brazo a torcer y dejarnos de hacernos fuertes. Este es un clásico, y si no lloras cuando Forrest se encuentra sobre la tumba de Jenny Curran (Robín Wright), no tienes remedio.
Mujercitas (1994)
El despecho de Laurie (Christian Bale). La indecisión de Jo (Winona Ryder). La muerte de Beth (Claire Danes). El manuscrito quemado por Amy (Kirsten Dunst). Así, podemos puntualizar cada pasaje de este estupendo clásico de los 90.
Realmente amor (2003)
Un filme de ensamble ambientado en Navidad, en la que varias historias se cruzan y tiene un elenco multiestelar. La fórmula nos la sabemos, pero es realmente encantador. La escena épica: Andrew Lincoln, declarándole su amor por medio de pancartas a Keira Knightley, su amor imposible.
Nace una estrella (2018)
La aclamada versión de este clásico -ya muchas veces vista- es sin duda la mejor. ¿Por qué? Por su dirección, por su encanto y porque la voz de Lady Gaga logra que cada canción traspase la pantalla y logre movernos hasta la última fibra de nuestro ser. Espérese al final. Habrá llanto.
Nuestros años felices (1973)
No todas las historias de amor que nos hacen llorar deben ser trágicas. Aquellas donde las diferencias personales son el mayor impedimento para que los protagonistas logren terminar juntos, son las que más nos pegan. Es el caso de Hubbel y Katie. ¡Vaya romance!
El gran pez (2003)
Quizá la última buena película de Tim Burton. Aquí su imaginario logró introducirnos en este mundo fantástico donde hasta el más incrédulo acaba cayendo en llanto.
La La Land (2016)
Otro gran romance que se inmortalizó instantáneamente. Sebastian (Ryan Gosling) y Mia (Emma Stone), un pianista de Jazz y una aspirante a actriz, cuyo romance queda imposibilitado por los sueños de ambos. Sus últimos 15 minutos te rompen el corazón.
Brokeback Mountain (2005)
"¡Lo juro, Jack!": es el último diálogo que Ennis del Mar (Heath Ledger) -uno de los protagonistas más melancólicos y entrañables de los últimos 20 años- le emite a Jack Twist (Jake Gyllenhaal), su gran amor. ¡Épico! Se te llenarán los ojos de lágrimas hasta al más cínico.
El rey león (1994)
La muerte de Mufasa es uno de los momentos más tristes de la animación en el cine. Este momento nos persigue durante la duración de toda la película. Lástima que el remake no pudo lograr ni tantito de esto.