Aunque en Guerra de Papás 2 interpreta al típico macho insensible que es un desastre como padre, en la vida real Mel Gibson es un ferviente católico y el amoroso progenitor de nueve chamacos; el más chiquito nació este año.
Miradas que matan
Que tu mirada sea tan penetrante e intimide igual que la de un velocirraptor. Recuerda que la mejor defensa siempre es el ataque.
Sé un macho man
Siéntate siempre con las piernas abiertas y mantén una actitud desafiante. No vayas a los festivales de tus hijos o salte justo del brazo de una rubia a la que acabas de conocer cuando tu hijo este en el escenario.
Ojos que no ven...
Desaparece de la vida de tu hijo durante varios años y un día anuncia tu visita inesperada para pasar la Navidad; asegúrate de sabotear todos los planes de la familia.
Que aprendan desde chiquitos
Olvídate de que tus nietos existen y cuando los vuelvas a ver cuéntales un chiste subido de tono.
Déjale lindos recuerdos
Reta a tu hijo a competir contigo en cualquier deporte o incluso inicia una pelea con él. Recuérdale que el es un inútil y un imbécil, y que jamás podrá superarte.
Que no se le olvide quién eres
Sabotea todos los esfuerzos de tu hijo para convertirse en el padre que tú nunca fuiste.
No me toques
Nunca, jamás, por ninguna razón le digas a tu hijo que lo quieres. Los abrazos deben evitarse y los besos están terminantemente prohibidos, sobre todo en público.
Los chicos no lloran
Convierte tu corazón en un témpano para que nada te conmueva y evites el oso de llorar en público.