El horror en el cine mexicano es siempre asociado erróneamente con humor involuntario, o de plano con cine de mala calidad. Nada más lejano de la verdad. La producción nacional en este género es muy amplia. Pero hay cinco directores que destacan por haber llevado el horror, muy acorde a la idiosincrasia mexicana, de manera acertada a la pantalla grande. Tanto así que sus filmes son objeto de estudio en todo el mundo. Aquí los tenemos.
Chano Urueta
Santiago Eduardo Urueta Sierra es uno de los directores más prolíficos del cine mexicano. Él inició desde la época del cine mudo en Hollywood y en México realizó filmes de todos los géneros.Desde El monstruo resucitado (1953) es apreciado por los estudiosos del horror por saber adaptar muy bien los clásicos del terror a la cotidianidad mexicana. El barón del terror (1961), en la foto, se dice incluso que inspiró la primera canción de Frank Zappa.
Otros de sus filmes de horror son La bruja (1954), El espejo de la bruja (1961) y La cabeza viviente (1961).
Fernando Méndez
Además de tener el honor de inaugurar el cine de luchadores con Ladrón de cadáveres (1953), sus filmes de 1957, El vampiro y El ataúd del vampiro (en la foto), abrieron la puerta al mundo al cine de horror nacional. Ambos son filme de culto y Méndez supo poner a un vampiro, como el de Bela Lugosi pero aquí interpretado genialmente por Germán Robles, dentro de un contexto hispano sin que se viera fuera de lugar.
Juan López Moctezuma
Locutor, amante del jazz, pintor y por supuesto, director de cine, López Moctezuma era todo un artista multidisciplinario. Sólo realizó cinco filmes: La mansión de la locura (1972), Mary, Mary, Bloody Mary (1974), Alucarda la hija de las tinieblas (1978), Matar a un extraño (1983) y El alimento del miedo (1994). Alucarda (en la imagen), una historia de horror lésbico, satánico y gore dentro de un convento, queda como su obra maestra, pero también incomprendida. Hoy es un filme de culto.
Guillermo del Toro
Nos queda muy poco qué decir acerca de la obra de Del Toro. Desde su opera prima Cronos (1993), pasando por El espinazo del diablo (2001) y los filmes más recientes, La cumbre escarlata (2015) y La forma del agua (2017); siempre ha sabido colocar los horrores ancestrales en un contexto contemporáneo, dotando de elementos visuales muy poderosos a cualquier historia.
Carlos Enrique Taboada
La obra de Taboada ha sido reconocida por el público y cineastas de la nueva generación muy probablemente gracias a sus corridas en televisión. Aunque ha elaborado filmes de otros géneros, su tetralogía del terror (Hasta el viento tiene miedo, El libro de piedra, Más negro que la noche y Veneno para las hadas) destaca por la magistral construcción de atmósferas que, una vez que el espectador se da cuenta que está dentro de ellas, es ya muy tarde para correr. En la foto, El libro de piedra.