El estreno de la nueva versión de Blanca Nieves, protagonizada por Rachel Zegler y Gal Gadot, ha inspirado a los fanáticos del cine a imaginar cómo sería el clásico cuento de hadas en manos de distintos directores. Uno de los nombres que más ha resonado en este ejercicio creativo es el de Sofia Coppola, conocida por su estilo visual etéreo, el uso de paletas de colores suaves y su enfoque en personajes femeninos atrapados entre la melancolía y la introspección.
Si Coppola dirigiera Blanca Nieves, el filme probablemente se alejaría de la fantasía grandilocuente para abrazar una estética más intimista y contemplativa, con tomas llenas de luz natural y encuadres que enfatizan el aislamiento de su protagonista. La relación entre Blanca Nieves y la Reina Malvada podría adquirir una dimensión más psicológica, explorando la angustia existencial y la soledad de ambas mujeres en un mundo que las define por su apariencia.
Kirsten Dunst

La dulzura melancólica de Kirsten Dunst encajaría perfectamente con la visión de Sofia Coppola. Su interpretación de Blanca Nieves no sería la de una princesa ingenua, sino la de una joven introspectiva y atrapada en un mundo de expectativas ajenas, evocando la fragilidad de sus personajes en Las vírgenes suicidas y María Antonieta.
Nicole Kidman

Con su presencia imponente y su capacidad para transmitir emociones complejas, Nicole Kidman daría vida a una Reina Malvada sofisticada y atormentada. Más que una villana caricaturesca, sería una mujer atrapada en su propio reflejo, consumida por la obsesión con la juventud y la belleza en un mundo que la deja atrás.
Bill Murray

La ironía y el sarcasmo de Bill Murray serían el complemento perfecto para el Espejo Mágico en una película de Coppola. Más que un objeto siniestro, sería una voz cansada y mordaz que no solo refuerza los miedos de la Reina, sino que también le recuerda la futilidad de su obsesión, con un humor seco y desencantado.
Colin Farrell

Con su aura ruda y su capacidad para transmitir emociones reprimidas, Colin Farrell interpretaría a un Cazador complejo, desgarrado entre la obediencia y la empatía. Su relación con Blanca Nieves no sería solo un acto de misericordia, sino un momento de introspección sobre la violencia y la redención en un mundo opresivo.
Harry Styles

El Príncipe de Harry Styles no sería un salvador tradicional, sino una presencia etérea y enigmática que llega a Blanca Nieves como un sueño difuso. Su encanto despreocupado y su magnetismo encajarían con la estética onírica de Coppola, convirtiéndolo en una figura más simbólica que heroica, un ideal romántico visto a través del velo de la nostalgia.