A finales de los años 80 Rumiko Takahashi le dio al mundo una divertida historia sobre un joven que, después de haber caído en un estanque mágico, el mínimo contacto con agua fría lo transforma en una joven de cabello pelirrojo. Mejor conocido como Ranma 1/2, el anime que se hizo a partir de ese manga presentó a un grupo de jóvenes que serían buenos rivales de Goku en Dragon Ball o podrían dar lecciones de defensa a las princesas de Disney gracias a sus grandes habilidades en las artes marciales.
El remake de este anime que se transmite de forma semanal en Netflix le regaló a los fans una nueva versión de Ranma tanto en su forma masculina como femenina, y aunque la protagonista pasó por un par de cambios en esta adaptación sigue demostrando su impresionante fuerza y destreza en la lucha. Si bien ya es todo un ícono en la Preparatoria Furinkan estamos seguros de que en la vida real Ranma dejaría impresionado a más de uno al verla destacar no sólo con su cabello de un tono rojo intenso sino que pocos serían capaces de enfrentarla en un combate de artes marciales, incluso aunque fuese uno de práctica, y estas imágenes de SensaCine Latam usando una herramienta de inteligencia artificial son la prueba que necesitábamos.
Entrenamiento
SensaCine Latam / Ideogram
Dentro de la casa de Akane Tendo o en cualquier otro instituto de artes marciales Ranma comenzaría a calentar con algunos puños al aire sin perder la técnica que la caracteriza.
En espera de un rival
SensaCine Latam / Ideogram
Mientras que el resto de los jóvenes habrían encontrado a alguien con quien pelear, como se observa detrás de ella, Ranma seguiría en espera de un rival que se atreva a desafiar su fuerza y habilidad.
Ranma en guardia
SensaCine Latam / Ideogram
Tras haber encontrado finalmente un oponente así sería la mirada determinada que Ranma ofrecería en su enfrentamiento y desde ese momento el rival sabría que la joven va en serio.
Primer golpe
SensaCine Latam / Ideogram
Desde la perspectiva del rival, así es como veríamos a la joven acercarse para conectar el primer golpe; habría que ser sumamente veloz para evitar este contacto.