Frecuentemente vinculamos la ciencia ficción con grandes éxitos de taquilla de Hollywood como Star Wars, Alien, E.T. el extraterrestre y Día de la independencia. Estas películas, conocidas por sus altos presupuestos, personajes memorables, ritmo intenso, acción ininterrumpida y efectos especiales espectaculares, no solo nos cautivan, sino que también constituyen piezas fundamentales en la historia del cine. Su influencia es profunda, inspirando a generaciones de cineastas a crear obras igualmente apasionantes y grandiosas.
Sin embargo, también hay un tipo de ciencia ficción más sutil. Películas de autor que, a diferencia de grandes títulos como 2001: Una odisea del espacio, Blade Runner y The Matrix, no alcanzan un reconocimiento masivo, pero que destacan por su capacidad para explorar y expandir las fronteras del género hacia lo novedoso y experimental. Escenarios distópicos, realidad virtual y viajes en el tiempo, forman parte de estas películas que combinan profundas reflexiones filosóficas con tramas enigmáticas.
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‘Metropolis’
En una megalópolis futurista, la ciudad está dividida entre los ricos y los trabajadores. Freder, hijo del líder de la ciudad, descubre la dura realidad de los obreros y se une a una revolución. Se considera la primera gran película de ciencia ficción y aún emana un poder genuino. Metrópolis, la obra maestra de Fritz Lang, estableció el estándar para muchas películas futuras, influyendo en su estética y diseño. Es una reflexión sobre el industrialismo y la disparidad de clases, una experiencia que impactó tanto a los actores como a los personajes que interpretaron.
‘La jetée’
La jetée, un cortometraje de 28 minutos realizado a través de imágenes fijas, narra la historia de un hombre (Davos Hanich) en un París post-apocalíptico, sometido a experimentos de viajes en el tiempo. La película lo sigue mientras se enfrenta a recuerdos de su infancia y de un amor pasado, culminando en un descubrimiento trágico y sorprendente. Esta magnífica obra de Chris Marker utiliza la idea de viaje en el tiempo no como un despliegue de progresos tecnológicos, sino como una reflexión sobre la naturaleza fragmentaria de nuestros recuerdos.
‘Alphaville’
En Alphaville, dirigida por Jean-Luc Godard, un futuro distópico se despliega donde el agente secreto estadounidense Lemmy Caution se infiltra en la ciudad espacial bajo la identidad de un periodista, Ivan Johnson. Su verdadera misión consiste en localizar al agente desaparecido Henry Dickson, capturar al científico responsable, el profesor Von Braun, y destruir Alpha 60, una computadora que oprime a los ciudadanos prohibiendo el pensamiento libre y las emociones.
‘Stalker: La zona’
En Stalker: La zona, de Andrei Tarkovsky, un guía (Alexander Kaidanovsky) acompaña ilegalmente a un cínico escritor (Anatoly Solonitsyn) y a un profesor racional (Nikolai Grinko) a través de la Zona, un sitio misterioso, peligroso y restringido donde las leyes normales de la naturaleza no aplican. Mientras están en la Zona, los tres hombres buscan una "Habitación", donde se pueden cumplir los deseos más íntimos del viajero.
‘Solaris’
Perdón, Steven Soderbergh y George Clooney, pero esta vez destaca la obra original de los años 70 de Andrei Tarkovsky. Aunque más frío y opaco, su enfoque meditativo hacia la ciencia ficción ofrece una experiencia única. En Solaris, el psicólogo Kris Kelvin es enviado a una estación espacial donde casi todos están muertos. A medida que investiga, las cosas se vuelven extrañas, propiciando reflexiones sobre la naturaleza de la realidad.
‘El planeta salvaje’
El planeta salvaje, la película animada de 1973 creada por René Laloux y Roland Tapor, tomó cinco años en producirse, coincidiendo con la época de la contracultura psicodélica. Su influencia se refleja en la construcción alucinante del mundo y en los temas pacifistas. La historia sigue a los humanos, llamados Oms, mantenidos como mascotas por una raza avanzada, los Draags, siendo una metáfora que abarca desde los derechos de los animales hasta la agresión soviética, todo con un toque surrealista expansivo.
‘World On A Wire’
El único largometraje de ciencia ficción del aclamado director alemán Rainer Werner Fassbender, World on a Wire, investiga las limitaciones de la relación de la humanidad con la tecnología. En la película, el Instituto de Cibernética y Futurología desarrolla un proyecto llamado Simulacron 1, que les permite predecir el futuro con una precisión increíble. Cuando el científico a cargo del proyecto se suicida, se incorpora un nuevo hombre para mantener el proyecto en marcha, pero éste comienza a luchar con los mismos problemas psicológicos que plagaron a su predecesor.
‘Melancholia’
En Melancholia, dirigida por Lars von Trier, Claire (Charlotte Gainsbourg) y John (Kiefer Sutherland) organizan una gran fiesta para celebrar la boda de Justine (Kirsten Dunst) y Michael (Alexander Skarsgard). La noche se torna caótica con tensiones familiares y la depresión de Justine agravándose. Al mismo tiempo, un planeta llamado Melancholia se dirige hacia la Tierra en un curso de colisión apocalíptico.
‘High Life’
En este viaje espacial claustrofóbico, Monte (Robert Pattinson), un hombre cansado y meditativo, se encuentra en una nave en decadencia, cuidando de Willow, una niña pequeña, y de un invernadero, mientras se adentra en lo desconocido. High Life, de Claire Denis, es una obra que desmonta los convencionalismos del género de ciencia ficción. La película se enfoca en temas como la exploración espacial y las estrategias de reproducción artificial para explorar la profunda conexión del ser humano con la otredad.
‘Under the Skin’
Under the Skin, de Jonathan Glazer, ofrece una perspectiva única sobre las invasiones extraterrestres. Scarlett Johansson, en un papel alejado de sus típicos roles, interpreta a un ser extraterrestre que toma la forma humana y recorre las calles de Glasgow en una camioneta, atrayendo a hombres solitarios. Glazer presenta imágenes desconcertantes y una Johansson irreconocible, lo que desafía las expectativas del público.