Desde una breve pausa dentro de una atmósfera dramática hasta un momento de alegría y diversión, pasando por la exploración experimental o simplemente celebrar el movimiento del cuerpo, el baile ha sido una forma de orquestar coreografías cinematográficas por varias de las mejores mentes del cine incluyendo a Jean-Luc Godard, Claire Denis, David Lynch o Spike Lee.
De hecho, mientras que una escena de baile en un musical es muy normal (basta con recordar West Side Story o Singin' in the Rain), algunas de las mejores escenas de este tipo en el cine aparecen en películas que, de inicio, parece que no muestran alguna sensibilidad rítmica. A continuación recuperamos algunos notables ejemplos de las mejores secuencias de baile en el cine no musical.
'Tiempos modernos'
The Chaplin Office
Los movimientos de baile del maestro de la comedia silente, Charles Chaplin, sirven como contrapunto a los ambientes impredeciblemente caóticos y desesperanzadores en que se encuentran sus personajes. En Tiempos modernos, Chaplin se deleita en navegar en una absurda situación con la gracia y precisión rítmica del baile (cualidades que aprendió de sus primeros años como intérprete de música de salón) cuando, además de todo, escuchamos por primera vez su voz en una canción sinsentido.
'Pulp Fiction'
Miramax
A casi 30 años de su estreno, los cinéfilos discuten sobre cuál es la más memorable de las escenas de Pulp Fiction de Quentin Tarantino. Y lo más probable es que la ganadora sea la secuencia en la que el asesino a sueldo Vincent Vega (John Travolta) lleva a cenar a la esposa (Uma Thurman) de su jefe, el capo ausente le ordenó que lo hiciera. Los dos comen en un restaurante con temática elaborada de la década de 1950 y, por capricho, participan en un concurso de baile.
'Suspiria'
Amazon Studios
Luca Guadagnino comprende que la idea de mover la cabeza, agitar las extremidades y convulsionar los músculos son sinónimo de dolor, sufrimiento y horror. A partir de esta premisa, Suspiria ofrece, mediante su protagonista (Dakota Johnson), el hermoso acto del cuerpo en movimiento para después plantear la existencia de una fuerza macabra capaz de pervertir y controlar las coreografías y desplazamientos de las bailarinas.
'Clímax'
Wild Bunch
Si la película Clímax mantuviera el ritmo eléctrico de su secuencia inicial, quizá sería considerada como una de las mejores películas del siglo XXI. Centrándose en la capacidad de los fantásticos intérpretes de la película (incluyendo a Sofia Boutella) y la música de Cerrone, Gaspar Noé crea una sensacional escena de apertura con cuerpos contorsionados en formas casi imposibles para inaugurar el horror que está por venir y que dista mucho del buen ritmo de este espectacular comienzo.
'Ex Machina'
A24
Ex Machina, la obra maestra de ciencia ficción moderna de Alex Garland, presenta un breve interludio musical que casi se roba el espectáculo. El multimillonario Nathan (Oscar Isaac), creador y dueño de BlueBook (el motor de búsqueda que representa más del 90% de todas las búsquedas en Internet), comienza a bailar de manera con una de sus androides (interpretada por Sonoya Mizuno) al ritmo de “Get Down Saturday Night” de Oliver Cheatham mientras intenta revelar algo de humanidad desde su alma endurecida.
'Otra ronda'
Zentropa Entertainments
En el maravilloso final de Otra ronda, del director danés Thomas Vinterberg, un baile, no una bebida, viene a llenar un vacío en nuestras vidas. El sentido del final de la película se encapsula de manera plena en este baile de Martin (Mads Mikkelsen) como gesto existencial. Concentra tanto el dolor y el arrepentimiento por la pérdida, como la esperanza de un futuro nuevo. Es una celebración por el simple hecho de existir.
'Bardo'
Netflix
En una espectacular secuencia configurada por Alejandro González Iñárritu en Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, al interior del California Dancing Club, todos los asistentes se emocionan al ritmo de la banda en vivo. Sin embargo, Silverio (Daniel Giménez Cacho) baila con una banda sonora diferente, una pista vocal aislada de David Bowie cantando “Let's Dance”. Es una forma de experimentar las posibilidades sonoras del cine para mostrar cómo la melodía está en su propia cabeza, marchando a un ritmo distinto al de la realidad.