Rafael Carlos Montero García es un director y guionista mexicano, nacido el 9 de octubre de 1953, en la Ciudad de México. En los años setenta, Rafael se unió al movimiento de los superocheros, un movimiento fílmico contracultural, dentro del que varios jóvenes crearon cintas independientes, de bajo presupuesto, con contenido social y político que reflejaba las posturas sociales posteriores al 68. En el mismo movimiento se encontraban los cineastas Sergio García, Gabriel Retes y Alfredo Gurrola, quienes presentaban sus filmes en circuitos universitarios y en festivales locales. En esa época, Montero dirigió las cintas Chuchulucos y arrumacos para burgueses (1974) y Enamorado fantástico de plástico (1974) entre otras. Poco después, ingresó al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos para estudiar cinematografía. Luego de trabajar como fotógrafo y asistente de efectos ópticos, Montero fue nominado al premio Ariel, en la categoría de Mejor ópera prima por su cinta tesis Adiós, David (1979). En la década de los años 80, Montero realizó diversos documentales para el Instituto Nacional Indigenista, como El eterno retorno, Testimonio de los indios kikapú y Casas Grandes: Una aproximación a la gran chichimeca. En su amplia trayectoria, Montero ha sido responsable de cintas como El costo de la vida (1989), Una buena forma de morir (1994), Cilantro y perejil (1996), Corazones rotos (2001), Dame tu cuerpo (2003), La cama (2012), Rumbos paralelos (2016) y Lady Rancho (2018).