Manó Kertész Kaminer, mejor conocido como Michael Curtiz, fue un aclamado director, productor y guionista húngaro-norteamericano, nacido el 24 de diciembre de 1886, en Budapest, parte del entonces imperio austrohúngaro. Proveniente de una familia judía de clase media, Michael estudió en la Universidad de Markoszy y, posteriormente, en la Real Academia de Teatro y Arte de Budapest. Poco después debutaría como actor y director de teatro para el Teatro Nacional de Hungría, en 1912, poco tiempo después viajaría a Copenhague para perfeccionar su estilo. Sería uno de los directores más importantes en la creación del cine húngaro, con una de las cintas más importantes de dicho país: Bánk Bán (1914). Se enlistó, brevemente, en la Primera Guerra Mundial como artillero del ejército austrohúngaro, pero volvería al cine a partir de 1915. Sin embargo, tras la guerra civil en Hungría, Curtiz se trasladaría a Austria, donde filmaría cintas como Sodoma y Gomorra (1922), General Babka (1924) y Fiaker Nr.13 (1926), entre otras. Con su talento mostrado, el productor norteamericano Jack Warner, del estudio Warner Bros., le extendería una oferta para radicar en Estados Unidos y filmar películas bajo su firma. Ya había realizado poco más de 40 cintas y sería uno de los directores más prolíficos del cine mudo y, posteriormente, del cine hablado, dirigiendo a estrellas como Errol Flynn y James Cagney. Con una filmografía de más de 170 títulos, Curtiz es reconocido como uno de los directores más importantes de la época del cine de oro, con filmes como Jimmy the Gent (1933), El capitán Blood (1935), Dodge, ciudad sin ley (1939), Casablanca (1942), Flamingo Road (1949), No somos ángeles (1955), El rebelde orgulloso (1958) y Los comancheros (1962), cinta que no terminaría luego de ser ingresado al hospital, víctima de cáncer, donde falleció el 10 de abril de 1962.