Columba Domínguez fue una figura crucial de la época de oro del cine mexicano y considerada como una de sus joyas emblemáticas. En 1948, Emilio Fernández le dio el papel antagónico al de María Félix en la cinta Maclovia (1948), actuación que la llevó a ganar el premio Ariel a mejor coactuación femenina. También es gracias a esta cinta que Fernández le confía el papel protagónico de la que se convertiría en su mejor película: Pueblerina (1948), al lado de Roberto Cañedo. Gracias a esta película, Columba asciende rápidamente al estrellato y se vuelve conocida en todo el mundo. Columba se separó de Fernández en 1952, lo que le permitió consolidarse como una primera figura y trabajar bajo las órdenes de otros realizadores como Luis Buñuel en El río y la muerte (1955), Fernando Méndez en Ladrón de cadáveres (1957) e Ismael Rodríguez en Los hermanos del hierro (1961) y Animas Trujano (1962). En 1962 participó en El tejedor de milagros, cinta que representó a Latinoamérica en el IX Festival Internacional de Cine de Berlín. Columba también realizó el primer desnudo oficial del Cine Mexicano en la cinta La virtud desnuda (1956). Después de su retiro en 1987 la actriz, se dedicó a la danza, la materia humanística, pintura (llegando a exponer en Europa) y piano, además de practicar esgrima y equitación.