El callejón de las almas perdidas supuso todo un reto para Bradley Cooper como actor: era su primera vez trabajando con el maestro Guillermo del Toro, su inseguridad afloró cuando se enteró de las razones por las que Leonardo DiCaprio había rechazado el protagónico y, además, se vio obligado a grabar una escena de la cinta completamente desnudo... ¡durante seis horas!
Cooper, cuyo papel en Licorice Pizza, de Paul Thomas Anderson, también le ha ganado los aplausos de la crítica, recalcó lo difícil que fue su paso por el remake de la cinta de 1947 en el pódcast de Kim Masters, The Business. "Recuerdo haber leído el guion y pensar, 'es un tipo intoxicado en una tina de baño y es en pos de su historia. Tienes que hacerlo'", confesó el también protagonista de Nace una estrella (2018).
La escena en cuestión muestra al personaje de Cooper, un manipulador y estafador showman, en acto sexual junto Toni Collette. El rodaje de esa simple secuencia se alargó por seis horas, en las que el actor se mostró como Dios lo trajo al mundo frente a todo el equipo de producción. "Puedo recordar ese día, simplemente estuve desnudo frente al crew por seis horas...", describió.
Era el primer día de Toni Collette. Fue bastante difícil [...] no había nada gratuito, todo era en pos de la historia
Con todo y la vergüenza a la que pudo haberse visto sometido, Copper jamás puso en tela de juicio la inclusión de este específico momento en el guion porque "el contenido de la película, lo que estamos explorando, y hacerlo de una manera real, demandaba un desnudo emocional y de alma".
Trabajar en este preciso proyecto junto a uno de los cineastas más reconocidos de nuestros tiempos fue para Cooper similar al trabajo de un minero: "[...] se trata de ponerse un equipo de minero, un sombrero y una linterna, y mirarse el uno al otro y luego bajar por el túnel, sabiendo que puede estar excavando una ruta que nunca lo llevará al final ese día, pero vuelves a subir y vuelves a bajar al día siguiente", finalizó.